Friday, November 23, 2012

Políticos y la falsa promesa de una pobreza irreversible

En los orígenes de la humanidad, esto es, cuando se forman las primeras agrupaciones sociales, tribu, clan, familia…, los medios de producción más importantes como la tierra, los ríos, la fauna, la flora y sus productos eran propiedad colectiva, comunitaria, de todos los habitantes, no habían ni pobres ni ricos. Los ricos se forman cuando éstos se apropian de los medios de producción que nos brinda la naturaleza, clase social que surge paralelamente con la organización política de esas agrupaciones humanas.
Es un hecho indiscutible la tendencia natural del ser humano a apropiarse o adueñarse y considerar suyos los objetos de uso personal como vestidos, joyas, utillaje y armas como aconteció en los pueblos cazadores y recolectores, situación que posteriormente evoluciona y con el descubrimiento de la agricultura se establece la propiedad privada de tierras de labranza, inicialmente cultivadas por la familia, lo que les daba el derecho de propiedad que ulteriormente constituye el latifundio o gran propiedad originada en la adquisición de tierras procedentes de enajenación de propietarios empobrecidos o del reparto de territorios conquistados, que para su cultivo requiere mano de obra ajena, esclavos, siervos de la gleba, colonos semi-libres y asalariados, régimen laboral que se mantiene hasta la actualidad con ligeras variantes que se generan con la Revolución Industrial del siglo XVI, que sustituye el trabajo artesanal y a domicilio por el industrial, con lo que aparece el proletariado que comprende la clase social desposeída, que solo cuenta para su subsistencia con la venta de la fuerza de sus brazos ocupados en horarios agotadores y salarios bajos, aumentando los pobres.
La pobreza ha sido conceptuada como la falta de dinero para adquirir lo necesario para el sustento digno de la vida, que es de lo que padecen los pobres de todo el mundo, porque los pobres existen en todo el orbe, en todas las naciones, en mayor o menor cantidad según la población que tengan. Así por ejemplo, no solo en la actual época de crisis por la que atraviesan los países capitalistas, sino como acontece permanentemente en el país más rico y poderoso del mundo, Estados Unidos de Norteamérica, que con una población de doscientos cuarenta millones tiene treinta millones de pobres, desconozco la cantidad de indigentes. 
En la ya iniciada contienda electoral escucho a los candidatos, a todos, que en caso de llegar a la Presidencia o a la Asamblea su objetivo fundamental será eliminar la pobreza, suprimir el bono que se da a los pobres y crear toneladas de fuentes y plazas de trabajo para que hasta los ancianos, los que han perdido la razón y la memoria trabajen y generen riqueza, pero no explican si es en su beneficio o de quienes, propósito desde luego loable pero imposible de cumplirse, el paraíso terrenal a diferencia del celestial no existe.
Pero, en caso de desaparecer la pobreza en nuestro país, que sería el único que lograría este noble propósito, que nos proporcionaría a todos un alto nivel del buen vivir, y si miramos el otro lado de la moneda se trastocaría en un volumen considerable la vida cuotidiana en nuestra colectividad; así por citar algo, los politiqueros ya no podrán exhibir y pregonarla como plataforma de lucha para obtener votos la redención de los pobres, de los indigentes, de los marginados, etc.; los bancos y mutualistas ya no tendrían  razón de existir porque sí todos somos ricos no necesitamos préstamos para nada, el juego público de la lotería, el loto, etc. cuyos cuantiosos réditos son para atender la salud de los pobres, desaparecería, no tendría razón de existir; se esfumarían los fundaciones y las actividades de la iglesia que ayudan a los pobres en salud, en alimentación, en vestido, etc.; las poblaciones urbanas y rurales se inundarían de automóviles y los restaurantes de lujo de clientes desapareciendo los de los mercados populares a los que van los pobres.
Entonces corresponde a los candidatos examinar los problemas que tenemos que confrontar si desaparece la pobreza, ya que sí todos somos ricos no tendría sentido trabajar ya que no habría qué trabajar.
Espero que el tiempo me alcance para ver realizada dicha utopía convertida en desvarío de tarima, ya que la verdad es que cada vez los pocos ricos se hacen más ricos y los millones de pobres más pobres; muy duro y difícil les resultaría entonces eliminar la pobreza en la globalizada sociedad capitalista e imperialista enraizada en la entraña del planeta.
Este artículo apareció originalmente en el rediseñado Diario Crónica bajo la autoría del Dr. Antonio C. Maldonado V. La foto es de Radio Nederland -Latinoamérica.